Hablo por teléfono con una agradable comercial de la empresa de turno.
Ella transcribe mi problema con su defectuoso producto.
Yo reviso mentalemtne las imágenes que pueblan esa parte de mi recuerdo a las que que sólo yo tengo acceso.
Te veo desnuda, con las muñecas marcadas por las cuerdas, lo reconozco esta vez me pasé, pero esta vez me tocaba a mí.
Demasiados días sin noticias tuyas, te lo tenía que hacer pagar caro.
¿Jeniffer, Melissa? ¿Como se llamaba de la atención al cliente?
Que voz más sosa y poco erótica, que diferencia de cuando me susurrabas todas esas guarradas al oído, y yo, esforzándome es escuchar, ansioso por beber esas denigrantes palabras.
Duro, ese día te dí duro, con todo mi cuerpo.
Terminé exhausto, tu dolorida.
Te lo merecías, tantos días sin saber de ti.
Me estaba volviendo loco. Necesitaba despojarme de tanta rabia hacia el mundo.
Mi petición ha sido atendida, me lo confirman en el momento que estallo, tus ojos en mi recuerdo, en mi memoria, con esa mezcla de odio, lujuria y deseo.
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