
La carretera era solitaria, ya no se veían otros vehículos.
Levanté un poco el pie del acelerador.
Tragué saliva, la tensión empañaba los cristales.
El enorme coche negro, negro como la noche, negro como el futuro, pedía comida.
La carreteratan tranquila y serena, me hizo pensar, recordar, tomé consciencia de mis últimos años, como cambió todo aquella noche, como me destruí, como me creé, como me descubrió, como me creó, como me educó, como me ayudó. Como evolucioné.
A veces, unos segundos de Vida merece más la pena que mil años de existencia.
Pisé el acelerador, veintemil vueltas, deseaba reventar con el motor, con esa bestia negra indoliente, indestructible.
Quería acabar con todo, para volver a empezar en otra vida, otra vida donde todo fuera más facil.
Pisé el acelador, solté el volante, cerré los ojos.
Todo acabó entre rugidos de metal, gasoil y sangre.
Todo acabó para volver a empezar otra vida.
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