martes, 12 de marzo de 2013

Cuando todo se acaba.

Varios días de resaca de sexo y golpes.

Una ciudad distinta, huyendo como siempre de los reflejos de los espejos.
O persiguiendo mi perdición.

Creo que sería viernes la fecha, todo estaba escrito en el destino.
Uno no se puede esconder esternamente de lo que el universo le depara. (O si).

Cogí mi coche y lo puse a 200 por las autovías más frecuentadas, la buscaba a ella, a la única, a la insustituible.

Para olvidarla lo intenté todo: las drogas, las palizas, las jovencitas, hasta a alguna que se le parecía mucho, pero nada, ni nadie la podía sustituir.

El veneno de sus labios es de sabor único.

Cuento las horas hasta el viernes.

Será mi final, lo sé.

Es como el pequeño insecto que vuela hacía la luz, consciente que le quemará cuando llegue, y aún así no puede evitarlo. (O si).

No hay comentarios:

Publicar un comentario