Estoy cansado.
Llevo caminando varios días bajo la lluvia, empapado, derrotado.
Mi cráneo liso, como de una calavera, desprende calor, algo debe de haberse quemado allá dentro, ¿otro fusible?
Entro a una sucia habitación de motel, son todas la misma, en distintos sitios, en distintas ciudades, pero son todas la misma.
Mi primera mirada es hacia la cama, y no estás, en la ventana tampoco, parezco decepcionado.
Dejo mi petate en el suelo, suena a metálico, las cadenas pesan.
Enjuago la ropa sudada, camino con sólo una toalla a mi cintura, hace frío, lo noto bajo mis pies, mi cuerpo está duro, dolorido, tenso.
Me echo a dormir.
Me despierto en mitad de la madrugada, no lo puedo soportar, esta adicción es demasiado fuerte y te salgo a buscar.
Recorro kilómetros y kilómetros, dejó de llover y queda una clara noche de suelos mojados, de charcos multicolores.
Llego bajo esa ventana, con la luz apagada, hoy me va a dar igual.
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