domingo, 28 de febrero de 2016

La Guarida del Lobo

Cuando el invierno ataca, con sus vientos, sus heladas, su blanco sucio ensuciando la pradera.
Es hora de refugiarse, disfrutar de lo cazado, de lo vivido, de lo trabajado.

Uno lame sus cicatrices, peinas sus canas, revisa y repasa su artillería.

Sonriente y cálido me hayo, seguro y cansado.

Lamo mis heridas, me recuesto dolorido.
Recuperando fuerzas, para volver a salir a cazar.

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