miércoles, 10 de febrero de 2016

Mi mayor depravación.

Nunca me he considerado un anormal, un enfermo, un fetichista extremo.
Tengo mis gustos, como no, mis preferencias, mis hoquedades preferidas, mis tempos, mis aperos...
Pero a veces, cuando me masturbo emocionalmente, practico mi mayor depravación, que es la abstiencia.

Mujeres cruzan sus miradas con mis ojos de lobo, aparto la mirada líbida y clavo mis ojos frios como colmillos.

Mientras mis pensamientos vuelan, mis manos ya no juegan.

Depravado, que soy un depravado.

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