Nunca me he considerado un anormal, un enfermo, un fetichista extremo.
Tengo mis gustos, como no, mis preferencias, mis hoquedades preferidas, mis tempos, mis aperos...
Pero a veces, cuando me masturbo emocionalmente, practico mi mayor depravación, que es la abstiencia.
Mujeres cruzan sus miradas con mis ojos de lobo, aparto la mirada líbida y clavo mis ojos frios como colmillos.
Mientras mis pensamientos vuelan, mis manos ya no juegan.
Depravado, que soy un depravado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario