jueves, 4 de julio de 2013

Nuestro juego. Parte 1.

La mirada de soslayo desde el fondo del local.
Uno de esos bares que evocaban tiempos mejores, sofás de sky, cócterles, música de jazz suave...
Un local donde no habían relojes, ni tiempo, ni moral.

Ella alternaba con hombres que la buscaban, intentando embaucarla, como si alguien pudiera cazar a la loba.

Ella nunca me miraba, al menos eso pensaba ella que yo creía, no se había percatado de un espejo (de tantos), que me permitía verle observame cuando no la miraba.

Un traje de noche ajustadísimo, con una abertura que dejaba ver sus muslos, un peinado elaborado y pocas joyas, pero esquisitas.

Se movia como pez en el agua, sonreía, no paraba nunca de sonreír, como si ese fuera su gesto habitual.

Yo sentado al fondo del local, un vaso ancho y dos hielos que nunca se derretían en la mano.
Alguna fémina se sentaba a mi lado, yo sonreía de medio lado, pero ninguna se quedaba.

Pasaron horas, el alcohol transformaba a la seres, más ruidosos,  más gesticulantes, más violentos en sus intenciones.

Su copa de chapán nunca se vaciaba, mi vaso de bourbon nunca estaba vacío.

Soy un hombre de paciencia, me divertía ver como los demás pretendientes iban y venía, de manera comíca, unos con la cabeza gacha, otros aceptando sonrientes su derrota.

No hay comentarios:

Publicar un comentario