Incesante martilleo que escucho en mi cabeza, como una maquinaria a punto de colapsar.
Un eterno crujir de resortes.
Estoy oxidado, debo de volver a la calle, a derrumbarme en todas las calles, muerto y resucitar.
Duermo recostado en un rincón, medio muerto de frío y soledad.
Me levanto antes de que arranque el sol.
Jugando con fuego más de una vez me quemé.
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