Las lunes se suceden, las hojas inundan los suelos, el frio llega, el calor me abrasa.
Los días pasan, pero el tiempo no existe cuando el deseo lo adueña todo.
Veo su piel en todas las pieles, noto su sabor en todas las carnas, su olor me embriaga, en todas las noches.
Mi alma de animal no deja de palpitar, buscando el momento de volver a clavarle los dientes, el deseo nunca a aminorado, solo estaba latente, hibernando, descansando, buscando el momento para volver a saltar a atacar.
Mis sueños son poblados por cientos de perversiones, agazapadas, esperando para convertirse en realidad, un ensueño del que me resistos a salir.