La piel siempre es piel, la sangre siempre es sangre, la saliva siempre es...
Lo único que me interesa es la pasión, el deseo, más que la estética.
A nadie le amarga un dulce, pero el placer terrenal tiene más sentido espiritual que cualquier rezo religioso.
Apago las noches, como si tuvieran interruptor, mis oraciones ya han sido cantadas, abluciones, vasito de leche y cuando mis ojos se cierran, el universo se apaga.
Correr con los ojos cerrados.
Que gran placer.