La locura se desató, cómo y dónde, no importa.
El cielo y el infierno se juntaron. Y al fin lo que se deseaba que pasara, ocurró.
No recuerdo si fueron horas o días, tal ver varias eternidades, y llegó el alba, amaneció.
El contacto fuel tal, que su aroma me impregnó, se me metió bajo la piel, que se hizo mio.
Ahora, vaya a donde vaya, ahaga lo que haga, siempre huelo su aroma.
Como una dulce tortura, que me recuerda lo que pasó, que alimenta mi deseo de que vuelva a ocurrir.